Hey!! El primer capítulo del maratón!! Y tengo que decir sinceramente, que es un capítulo que le da la vuelta a la tortilla. Es el mejor hasta la fecha, y muy muy intenso. QUE OS GUSTE TANTO COMO A MÍ!!!!
BESOS DE VUESTRA ESCRITORA ;))
Capítulo 23
Esto es
ridículo ¿Es lo que quería, no? Pues toma, con lacitos y envuelto en papel de
regalo. Es absurdo, no tengo que llorar por él porque no significa nada para
mí. Corro a por mí gabardina antes de que sea demasiado tarde y todos me miren.
«¡Annie!» Creo escuchar cuando estoy cerrando la puerta, pero no me paro.
Esto es
horrible, cada vez que me lavo la cara delante de este horrible espejo, en este
horrible baño, algún chico me ha hecho daño. La puerta se abre y yo cierro mi
gabardina para que no pueda ver mi jersey manchado. Me seco la cara con papel
higiénico, porque no hay otro y…
- Annie -me
dice una chica.
- ¿Margaret?
-digo intentando aparentar que no he llorado; algo imposible por mis ojos rojos
e hinchados y mi voz temblorosa- ¿Qué haces a…
- ¿Qué te ha
hecho ese idiota al que llamo hermano? -dice mientras limpia mis últimas
lágrimas con su manga. No sé si reír o llorar, pero esto duele demasiado para
reír, y creo que ya he llorado suficiente, así que me decanto por salir; y
cuanto antes mejor.
- Nada, ha
sido una tontería -digo mientras meneo la cabeza. Se lo agradezco y salgo sin
decir más. Me encuentro lo peor que me podía encontrar, pero solo sigo mí
camino. Cruzo la puerta principal y él no me dice nada, así que supongo que
habrá acompañado como buen hermano ‘mayor’ a Margaret al baño.
Empiezo la
caminata de hora y media que me queda para llegar a mí casa. Subo el cuello de
mi gabardina y envidio a Claws por estar calentito y sin chicos dentro de la
bandolera. Sobre todo por lo segundo.
Llevo unos
cinco minutos cuando veo la casa de Erik, y a un chico castaño (un pegote para
mí desde aquí) esperando en la puerta. Avanza, y veo a otro pegote correr hacia
él. Camino a un paso más ligero, y cuando puedo ver perfectamente lo que pasa
me paro en seco deseando no haber estado allí, sino más cerca para pegarle una
buena bofetada que le arrancase los labios de la otra. Se están besando.
Mi paso se
aligera y las lágrimas recorren mis mejillas a raudales, pero la hostilidad
también se muestra. Cuando me ve se separa de la otra y viene hacia mí; mi
expresión no cambia.
- Te lo
puedo explicar -¡Zas! Eso es una bofetada.
- Sigue -le
digo, llorando todavía más.
- Sé que lo
merezco, pero -¡Zas! Otra más.
- Sigue -le
digo- ¡Continúa! -grito desesperada.
- Annie…
- ¡Anne!
- Vale,
Anne, podemos -levanto la mano pero él la intercepta y la coge- hablar
tranquilamente -acaba. ¡Tranquilamente! Tranquilamente podría morirse. Le cojo
el brazo libre con la mano que no me sujeta, me acerco y mi rodilla le golpea
en una zona delicada, sin delicadeza. Por su expresión ha tenido que dolerle.
- Más me ha
dolido a mí -le digo soltándolo y dejándole caer en la nieve, hecho un
ovillo. Empiezo a sollozar más si es
posible. La otra chica llora y se va caminando, sin mirarle siquiera.
Yo
también me voy, sin saber lo que he hecho para merecer esto.
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