BESOS DE VUESTRA ESCRITORA ;))
Capítulo 25
- Que pases
un buen día, y si quieres que le diga cuatro cosas a ese chico…
- ¡No! No,
así está bien, pero gracias papá -Salgo del coche y veo como mi padre espera a
ver que llegue sana y salva a la puerta del instituto; también lo hacía cuando
iba al colegio. En cuanto llego oigo el motor del coche poniéndose en marcha.
Entro decidida, inspirando profundamente.
Avanzo hacia
mi taquilla, cojo mi Bloc y, cuando creo que me va a salir bien, aparece
delante de mí. Cierro mi taquilla de un manotazo, lo esquivo y sigo mi camino.
Creo que me va a ignorar como ayer en los baños y por una parte doy gracias,
pero por la otra no paro de preguntarme porque lo hace.
- Annie -me
dice. Siento como se me humedecen los ojos, pero no puedo derramar las
lágrimas, así que el resultado es que mis ojos azules parecen el agua de un
pozo. Sigo como si nada- ¡Annie! -me vuelve a gritar desde su taquilla. Eso
hace que me pare. Miro la baldosa que hay al lado de mi pie izquierdo, hasta
girar el cuello para mirarle.
- No puedo
-digo, y empiezo a caminar. Es verdad que no puedo, no tengo fuerzas para más
discusiones y golpes bajos.
- ¡Lo
siento! -le oigo gritar en el pasillo, lo que provoca que la gente empiece a
mirar. Mis lágrimas no aguantan más. Alguien me ofrece un pañuelo. Lo cojo,
murmuro un gracias, y veo que es Andrew.
- ¿Te
acompaño? -pregunta.
- No pasa
nada, tengo que hablar con él ahora o luego, así que… -él asiente. Me giro,
camino, y mientras me limpio con el pañuelo, que dificulta mi vista. Choco
contra algo blando, cálido y familiar. Doy un rápido paso atrás y levanto la
vista- ¿Sí?
- Dime que
yo no te he hecho esto, porque si he ido yo, no sé qué… -dice con una expresión
dolida.
- En parte
-le corto yo ya llorando a rienda suelta, sin dar abasto con el pañuelo.
- Lo de
ayer, sé que…
- Si te doy
asco dilo ahora -suelto-, porque ayer lo parecía.
- ¡¿Qué?! Yo
nunca podría sentir eso por ti… -dice girando la cabeza y mirando al suelo.
- ¡Entonces
¿qué?! Primero parece que te caigo bien, luego me tengo que contener para no
besarte y entonces tú me sueltas como si quemara y me das la espalda ¡Sin más!
-no distingo entre lo que he dicho y he pensado, pero seguro que se me ha
escapado algo. Sus ojos brillan con fuerza, como con luz propia. No como los
ojos de Erik, brillantes pero oscuros, sino como dos soles, dos preciosos.
- Te quiero.
- Sabía que…
-espera, ha dicho que me quiere. Levanto la mirada con la boca entreabierta de
la sorpresa. ¡Me quiere! dice algo en mi interior. ¡Como lo hacía Erik! dice
otra voz. Sé cuál quiero escuchar, pero no a la que debo hacer caso.
- Me fui
para evitar besarte, aunque fuera mi mayor deseo. Solo porqué tienes novio y no
estaría bien, no quiero ser el ‘otro chico’, el que lo estropea todo -me da un
vuelco el corazón, un vuelco enorme. Siento algo removerse dentro de mí, y no
sé qué es, pero empieza a salir.
- ¡Ayer
-creo que era rabia contenida contra Erik-, después de que tú me… -no sé cómo
definirlo- mientras volvía a casa, vi
-mi voz baja a una octava- a Erik con otra, -la rabia se recupera- besándose en
su casa! -él tiene una expresión de sorpresa y rabia; espero que no sean para
mí- No fue agradable para él verme allí -digo con una sombra en la sonrisa que
se desvanece en una milésima de segundo-. ¿Sabes que pensé? -le reto levantando
la mirada, aunque tímida. Él niega con la cabeza. Sus ojos siguen brillando. Me
atrae como un mosquito a la luz. Doy un paso, y si inclino la cabeza cinco
centímetros puedo apoyarla en su pecho. Dios, se me acaba de declarar y no he
contestado- Qué aguanté no besarte para nada -digo susurrando. Sus ojos brillan
más todavía- . Bueno -continúo susurrando, aunque un poco más alto- , para ser
buena persona, pero lo que me asustaba es que quería hacerlo, y no podía
permitírmelo… -lo he dicho. Aunque aún no todo.
***
Emily con
esa sierra da miedo.
- Vamos allá
-empieza. Yo me agarro a los bordes de la mesa metálica tan fuerte que podría
romperla. Después de estar así un cuarto de hora ella acaba y yo tengo los
dedos agarrotados, helados y entumecidos. El polvo de la escayola hace que por
primera vez llore y no sea por un chico, en lo que va de semana- Listo -dice Em
mientras separa las dos mitades y yo siento un alivio tremendo. Se va, y yo me
rasco a hurtadillas aunque me lo haya prohibido. Vuelve con una especie de maya
elástica de color carne- ¡No te rasques, que ahora picará más y te lo tengo que
poner!
- Lo siento,
pero es que pica mucho -digo volviendo a agarrar los bordes de la mesa para
contenerme. Como ella ha dicho me empieza a picar otra vez, y más fuerte.
- ¡Annie!
-Julie entra como una bala- ¿Quieres que le parta la cara?
- ¿De quién
estáis hablando? -pregunta Emily alarmada.
- De Erik,
Em, de Erik -digo llorosa, pero no tanto como ayer. Aprieto aún más la mesa.
- ¡¿Qué?! Yo
decía a ese otro chico rubio -grita Julie.
- ¿Qué ha
pasado con Erik? -me preguntan a la vez medio histéricas.
- ¿Julie por
qué querías… -intento preguntarle, intrigada.
- Me lo dijo
Andrew -contesta atropelladamente-. Cuenta, cuenta.
- Vale, pero
a Dave no le hagas nada -porqué por él si siento algo.
Pero no lo digo.
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