jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 5: En mi mente de hielo agrietado

Capítulo 5


El autobús se zarandea cuando todos se introducen en él. Julie y yo, las últimas. No. Julie, Erik y yo, los últimos. Parece que hoy hemos hecho otro amigo, un buen amigo. Me pellizco en la pierna para dejar de pensar y entro en el autobús. Vuelvo a sentarme en el primer asiento libre que veo, y me pego a la ventana. A mi lado se sienta Julie y detrás Erik. Esta vez no desempaño el cristal; no quiero volver allí. Llegamos donde supongo que vivirá Erik; es una casita como la mía, en medio de la nada y básica, al menos por fuera. Pero la suya no está a veinte minutos en coche de la ciudad, sino a unos cinco caminando. Me mueve la mano, creo que se despide. Sí. Yo también me despido y Julie después.
– Bueno, que tal, tortolitos… -me dice dándome toquecitos con el codo. Después suelta una gran carcajada y yo la fulmino con la mirada- me lo tienes que contar todo, lo de tu enfado, lo de su abrigo… -¡Nos estaba mirando! Me pongo roja, pero de rabia.
– Ya veo que no existe la “privacidad” por aquí –suelto un bufido-, pero solo me ha hecho entrar en calor, me estaba congelando, ¡Y nada más! –añado, porqué su mirada me dice que se está montando una película impresionante, todo en su pequeña cabecita-, y lo del enfado está zanjado.
- ¿Por qué no me lo quieres contar? –yo la ignoro a partir de ahí hasta que baja del autobús.

Llego a casa y tiro mi bandolera al lado de la puerta del establo. Acaricio a Moonbeam, que me vuelve a lamer toda la cara, y salgo a emprender una caminata, de las que me despejan.
Cuando la nieve cruje bajo mis botas, yo empiezo a intentar aclararme. A partir de ahora solo afirmaciones, no preguntas. Erik fue agradable. Me gustó cogerle de la mano. Fue brusco en Dirección. Solo fue sincero. No ha dejado de mirarme. Se ha disculpado. No le culpo. ¿Quién querría estar conmigo? ¡Nada de preguntas Annie! No me gusta el contacto físico. Erik ha ido un poco lejos bajo su abrigo. Su contacto si me gusta. Me tranquiliza. Me pone nerviosa. Todo al mismo tiempo. Adoro sus ojos. Unas mariposas que debieron meterse en mi sopa revolotean en mi estómago, pero solo cuando está él conmigo. ¿Qué dices? ¡No Annie, solo aquí y ahora puedes pensar de ese modo, dilo! Creo que… que… Me gusta.
Corro todo lo que puedo hasta chocar con un árbol. ¿Por qué el mundo gira como una peonza? El mundo se cansa de girar. Me restriego un puñado de nieve sobre la cara, para despejarme, y me levanto. Estoy avergonzada, esto siempre me había resuelto las cosas. Me equivoco. Lo ha hecho, he afirmado que, me gusta. Miro a mi alrededor, y luego me maldigo; aquí no hay nadie, aparte de mí misma y la ardilla que me observa desde lo alto de un abeto. Estoy lista para liberarme.
- Me gusta Erik Prior –digo a media voz. Salgo de allí como una bala.


Toda mi ropa cae encima de la suave moqueta y entro en mi baño. Me masajeo el pelo y luego el resto de mi cuerpo, con tranquilidad. Mi pelo mojado huele a frambuesa, y mi cuerpo a almendras dulces. Me seco con una toalla blanca suave y me desenredo el pelo liso. Me pongo mi pijama; un simple pantalón largo con rayas verticales blancas y azules, como mis ojos, y una camiseta de algodón blanca y estrecha; es un poco vieja ya. Me tiro encima de la cama con la intención de leer, pero caigo rendida en un profundo sueño.

4 comentarios:

  1. A Annie le gusta Erik, a Annie le gusta Erik, a Annie le gusta Erik *voz de niña*
    jajaj era broma ;) Pero me alegro de que Annie se haya dado cuenta de que no había mariposas en la sopa. Ese es el primer paso :)
    Besos

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  2. Jajajajajaja !!!!!!! Es un primer paso, pasar la confusión de ME GUSTA/NO ME GUSTA.

    MUCHOS BESOS !!!!!!! ;))

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No insultes, porqué aunque esté mentalmente desorientada, mandaré a unos mutos a por ti, y tu comentario acabará en el Árbol del ahorcado.
Gracias por comentar y que te ayude ayude el Ángel ;))