Capítulo 11
Un muchacho apuesto me mira desde el principio del pasillo un poco inseguro y dudoso. Yo le regalo mi mejor sonrisa, aunque un poco tímida para mi gusto. Finalmente se dirige hacia mí y Julie se da la vuelta mirando el cogote del que tiene delante; sé que tendrá la oreja puesta.
Erik no deja
de mirarme, ni yo a él. Cuando se sienta a mi lado le miro con ternura, timidez
y nervios. Demasiados nervios, me tiemblan las manos. Él se da cuenta y las
rodea con las suyas mientras me mira tiernamente con una sonrisa en su boca.
Realmente no sé qué hacer, pero no huiré como ayer, nunca más. Miro sus ojos,
que me absorben. Sus preciosos ojos verdes de un color tan oscuro que creo que
soy la única que lo ha descubierto, porqué soy la única que le puede mirar de
esta forma, me gusta.
– Eres preciosa –dice acariciando mi mejilla. Me sonrojo y mi sonrisa se
ensancha. Es el momento de aprender a hacer amigos. Mis manos sueltan las
suyas, se arrastran por sus brazos y agarran sus codos. Le atraigo hacia mí
tirando de ellos. Él se acerca a mí y juntamos nuestros labios. Nos besamos
poco a poco, absorbiendo el calor del otro, notando la suavidad de sus labios
como una caricia suave que te relaja al instante y te atrae hacia ella. Su olor
me inunda y me hace querer estar siempre pegada a él, sin separarme ni un
milímetro nunca. Nos separamos poco a poco aunque no quiera, pero tampoco
quiero parecer desesperada, aunque en cierta medida quizás si lo esté por
él.
– Me gustas mucho –consigo susurrarle yo cuando la punta de mi nariz aún
roza la suya. Él ríe un poco y yo le imito. Me abraza y yo no me niego; ni
harta de vino. Apoyo mi cabeza en su cuello. Mi frente toca su cálida piel y me
relajo. Su mano acaricia mi espalda con cariño; creo que en cualquier momento
podría ronronear como un gato.
-
¿Te duele? –me susurra. Lo tengo que pensar. Su mano roza mi espalda. Mi
espalda está plagada de moratones multicolores. Comienza a tener sentido-
¿Annie?
- Mmmmm… ahora mismo no lo notaba –sé que podría parecer tonta, pero
solo es cariño y embobamiento fusionados. El ríe un poco y luego apoya su
cabeza sobre la mía. Noto su mejilla sobre mi pelo, tan suave y cálida. El
autobús para y se vacía poco a poco.
- ¿Vamos? –nos dice Julie. Tiene una sonrisa socarrona que yo intento
ignorar. Erik separa su mejilla de mí y yo alzo la cabeza. Verlo sonreír me
hace hacerlo a mí también. Nos levantamos y avanzamos por el pasillo. Cuando
llegamos a la puerta del autobús Erik me coge por debajo de los hombros y yo
pego un saltito por el susto, pero no me suelta. Me levanta y me deja ya en el
asfalto, evitando que tenga que bajar esas horribles escaleras. Julie se
adelanta y nosotros nos rezagamos un poco.
–
Gracias –le digo con una sonrisa pegada en mi cara-, pero no hacía falta.
- No quiero que te hagas daño –me
dice sonriendo. Me da la mano y la cojo con fuerza, como si fuera a
escaparse.
- ¡Chicos –grita Julie desde la puerta-, vamos o llegaremos tarde!
Golpeo el
marco de la puerta dos veces y la mirada de Emily se dirige hacia mí.
- ¡Hola Annie! –se
percata de que Erik está detrás de mí, sonríe más si es posible y se corrige- Y
Erik. Pasad –entramos en la habitación y me dirijo a mi cama. Me siento en el
borde y suelto un suspiro ¿Cómo puedo estar tan cansada a las ocho de la
mañana? Suena el timbre para anunciar que empieza la primera clase. Erik me
mira.
–
Ve –le digo. Me mira dudoso- Em cuidará de mí.
– Darlo por hecho –nos dice Em sonriendo desde su escritorio. – Vale –me susurra Erik. Se inclina, pasa su mano por mi cuello y me
besa. Me deja atontada. Acaricio su mejilla y se va. Em me mira con la boca
abierta, pero sonriendo; raro en ella ¿verdad? Viene hacia mí corriendo. Me
ahueca la almohada y se sienta a mí lado de una forma nerviosa.
-
¡Annie! Enhorabuena -me dice-, te lo dije, eres guapísima –dice mientras
acaricia mí mejilla- y buena persona –lo dudo, tampoco soy mala, pero no creo
ser tan perfecta- ¡Sabía que no se
podría resistir! Seguro que no es el único que te ha echado el ojo.
– Nadie sabe que existo, no creo que sea la gran musa del instituto -y
pongo los ojos en blanco.
– Tienes que saber verlo ¿Y si no te has dado cuenta? Serían todos
ciegos si no se fijaran –acto seguido suelta una risita y se marcha.
Podría alguien darse cuenta de existo y yo no saberlo. Es
muy poco probable sí que me concentro en alguien que si se ha dado cuenta de mi
existencia. Desde que me vio se fijó en mí. No sé qué le hizo hacerlo. Todo en
mi era normal, no sobresalgo.
El timbre
suena y le rugo a Emily que me deje ir a la cafetería para comer con Julie y
Erik. Después de un rato negociando llega Erik, pero estoy tan concentrada que
no me daría cuenta ni aunque entrara mí madre por esa puerta.
– Por
favor, estaré bien y tendré cuidado.
– Entiendo que quieras comer con tus amigos, pero tienes que reposar
–pego un bufido, la verdad es que la pierna duele, pero no tanto con Erik.
– Pero quiero comer con él –y le pongo un puchero. En ese momento unas
manos me cogen por la cintura y alguien me susurra al oído:
- Creo que puedo solucionarlo –sonrío y me giro. Estoy roja como un
tomate.
Me encantaaaaaaaaaaa:) no escribo mas porq me tengo qu ir
ResponderEliminarEso ya me ánima más que mil palabras de otr@.
EliminarBESOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!