domingo, 1 de septiembre de 2013

Capítulo 6: En mi mente de hielo agrietado

Capítulo 6


         La nieve aporrea mi ventana, rogándome que le abra. Mi almohada esta empapada, gracias al pelo mojado que no sequé ayer. Me levanto con todo el cuerpo dolorido, por una mala posición en la cama. Abro mi armario con la intención de vestirme. Saco la ropa y me la pongo. Me miro en el espejo, como ayer, como todas las mañanas, esperando que mi situación haya cambiado; no. Solo mi ropa lo ha hecho; unos  vaqueros claros pitillos y una camisa a cuadros rojo intenso y azul oscuro. Me pongo unos gruesos calcetines y encajo mis cómodas botas de montaña. Me vuelvo a ordenar el pelo con los dedos, pongo mi gorro en su sitio y el abrigo. Salgo a por Moonbeam, o eso pretendía. Un estruendo en el pasillo me lo impide.
Entro corriendo a la habitación que era de mis padres y encuentro una botella de alcohol hecha añicos en el suelo, y a mi padre inconsciente en la cama, con medio cuerpo fuera. Lo maldigo por lo bajo y pego tal portazo que se despierta.
En la cocina cojo un puñado de cereales y salgo afuera, comiéndolos uno por uno. Moonbeam restriega su cara por mi brazo, y yo la beso en la frente. La cepillo y corremos en contra del viento, agitando nuestro brillante cabello en el aire. Cuando me doy cuenta hemos pasado el final de nuestra ruta, y tengo que obligar a Moonbeam a  girar y acelerar más. Vamos a favor del viento, pero nuestro pelo nos dificulta la visibilidad, y yo le agarro todo el que puedo con mis pequeñas manos, para que no le moleste. Pero no agarro el suficiente. Moonbeam se asusta y se pone en pie sobre sus dos patas traseras, frenado en seco. Sus dos bonitas, fuertes, blancas y relucientes patas traseras son lo último que veo.
Abro mucho los ojos, intentando averiguar cómo se puede volver a respirar. Todo mi cuerpo se estremece en la nieve, mientras Moonbeam relincha a mi lado sin dejar de mirarme. Lo intento pero no puedo, el aire se niega  a entrar en mis pulmones. Me desespero. ¿Moriré aquí, tendida sobre la suave nieve? Sería una buena forma de morir. La joven chica que cayó de su caballo desbocado. No me convence. Me esfuerzo todo lo que puedo, una y otra vez. Noto como mi pecho sube un poco, y luego baja. Inmediatamente lo vuelvo a subir; me arden los pulmones. Toso, toso mucho, y me quedo tendida un rato en el suelo, esperando a que no duela tanto cada centímetro mí ser.
Rodeo con mis brazos el cuello de Moonbeam, que me levanta sin mucho esfuerzo. Me recuesto sobre ella, y apoyo mis pies en el suelo. Noto como algo cruje en mi pie derecho, y acto seguido un dolor agudo me recorre de la punta de los dedos a la rodilla. Un grito. Un grito que sale de mi garganta llevándose consigo todas mis fuerzas. Respiro con dificultad y hago un esfuerzo. Me subo a lomos de Moonbeam y volvemos a casa, caminando lentamente. Llego a casa cansada, cuando el autobús ya está esperado. Me bajo de Moonbeam y suelto otro grito. La conductora me gruñe algo sonriendo, y yo subo cojeando, con su ayuda al final, ya que tardaba demasiado. Me dejo caer en el asiento y pienso. ¿Qué debo hacer? Iré a la enfermería al llegar, con ayuda de Erik… con ayuda de Julie. Miro mi pie. No me atrevo a levantar el pantalón. ¡Mi bandolera! No tengo nada de nada, así que iré a la enfermería a primera hora, y con suerte me escayolarán y no tendré que entrar hoy a clase.
Julie se sienta a mi lado y yo pongo una mueca; ha empujado mi pie con el suyo.
- ¿Qué te ha pasado?-me dice. Se le nota la preocupación en la cara.
- Acabo de caerme de Moonbeam –digo, con una sombra en mis ojos.
– ¡Ohh! –me abraza y me estruja contra ella, aunque se lo agradezco- Ten cuidado. Ahora te acompaño a la enfermería ¿Ehh? –después de una pausa me dice- ¿Cómo te encuentras? – yo no le respondo porque entonces me doy cuenta de que hemos parado y Erik está escuchándonos con una cara de preocupación clarísima. Se sienta detrás de mí y me aprieta el hombro.
 - ¿Qué ha pasado?- me susurra- ¿Estás bien?
- Me acabo de caer –el me mira interrogante; no puedo caerme solita y quedar tan machacada-. De mi yegua –añado para aclararle todo lo que esté pasando por su bonita cabeza. No me reprocho. Ya admití ayer lo que sentía, pero no soy tan blanda, nunca después de lo de mi madre.
Él me mira más preocupado que antes y Julie nos dice:
- Alguien tendrá que cargar contigo –mirándome a mí-, y yo soy demasiado floja –mirando a Erik. Erik asiente sonriente y yo me pongo roja. ¡Me va a llevar en brazos! Antes de que pueda pensar más en ello Julie continúa hablando, pero esta vez solo a Erik- Mejor, siéntate aquí –dice señalando su sitio con la cabeza-, será más fácil –entonces se levanta y Erik la imita. Erik toma asiento a mi lado y Julie detrás de mí. Erik me sonríe.
- Tienes que tener más cuidado –me dice con una cara de reproche, que suaviza con una caricia, muy suave, en mi mano. Yo sonrío como una idiota y vuelvo a la realidad; sus ojos me habían hipnotizado.
– Lo sé, es que Moonbeam se asustó, y se puso sobre sus patas traseras, y caí, y… y… -estoy hiperventilando- no podía respirar –unas lágrimas asoman en mis ojos, consiguiendo deslizarse por mis mejillas-, me ahogaba… -Erik limpia mis lágrimas con las puntas de sus dedos y me abraza. Todo se congela, solo estamos Erik y yo. Erik. Repetir su nombre hace que las mariposas que se colaron ayer en mi sopa vuelvan a volar.
– Estamos juntos y no pasará nada –susurra en mi oído-, te lo prometo.
Se separa de mí poco a poco, y me doy cuenta de que al autobús se zarandea; señal de que hemos llegado.

2 comentarios:

  1. AHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!! la llevara en brazoooooos, mueroXP genial, genialisimoooo:)
    Un abrazo, sigue asi wapa.
    Wayra♥

    ResponderEliminar
  2. Jajajajajaja!!! Sí la llevará, y más adelante mejor todavía ;))

    BESOOOOOOSSS!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar

No insultes, porqué aunque esté mentalmente desorientada, mandaré a unos mutos a por ti, y tu comentario acabará en el Árbol del ahorcado.
Gracias por comentar y que te ayude ayude el Ángel ;))